martes, abril 12, 2011

La voz del pueblo es la voz de Dios

El 10 de abril del 2011 será un día que muchos recordaremos, quizás los motivos variarán en algunos matices pero el fondo del meollo es el mismo: perdimos nuestra democracia, en mayor o en menor medida, la perdimos. Las reacciones han sido miles, desde insultos hasta el silencio absoluto de otros. Sin embargo hoy más que nunca estoy segura que la voz del pueblo esta vez sí fue la voz de Dios. 

De hecho no soy ninguna analista política y mi edad no es la mejor aliada para recordar en carne propia el pasado, pero creo haber hecho mi tarea, he leído, visto y escuchado la historia y varios puntos de vista, aún creo que tengo mucho más que indagar, y estoy segura que es mi deber en medio de esta situación seguir haciéndolo (también el tuyo). Basándome en esto y en la reacción que muchos tuvieron ayer no puedo evitar conmoverme de la realidad en la que vivimos y de la que necesitamos ser conscientes... todos. 

Lo más probable es que esta vida acelerada y el tener las cosas a la mano hayan evitado que hagamos el ejercicio de pensar, la solución más fácil (y creo verdaderamente que lo hacemos de forma inconsciente) es seguir lo que los demás dicen, sin embargo este ha sido nuestro peor enemigo hasta la fecha. Es duro, muy duro ver como las clases medias y altas arremeten contra los "ignorantes" porque en "que cabeza se les puede ocurrir votar por una opción tan descabellada"... somos tan ciegos, con qué ligereza nos expresamos, deberían darnos vergüenza nuestras palabras. Estos "ignorantes" son verdaderamente los grandes ignorados de nuestro amado país, y ayer fue su victoria. Están hartos de ser los olvidados, están hartos de tener un sol para sobrevivir cada día, yo también estaría harta. Yo también votaría por una opción que me ofrezca lo contrario a lo que me ofrecen todos los políticos que hemos tenido que soportar, una opción que por lo menos me de visos de esperanza. 

Lo que pasó ayer fue un jalón de orejas, un llamado de atención. Lo que pasó ayer es grave, muy grave, y los culpables no son los que suman ese más de 50%, los culpables somos nosotros y el gobierno. Estamos tan enfocados en nosotros mismos, que nos olvidamos que el Perú no es sólo Lima y mucho menos las redes sociales ¿Cómo no se sentirán olvidados si mientras ellos viven con 1 sol al día nosotros estamos comprando entradas millonarias para el concierto de Paul McCartney? ¿Qué hacemos quejándonos? Necesitamos hacer un pare, el resultado de ayer es una consecuencia de no haberle prestado atención a un pueblo que no sólo se muere de hambre, sino que muere de frío, que necesita por lo menos las herramientas básicas (como la educación) para poder tener con qué salir adelante... o acaso crees que el peruano quiere vivir toda su vida de su viveza y creatividad... Qué les podemos increpar? Nada, absolutamente nada. Este es el momento de bajar la cabeza y reconocer que bastante estamos haciendo mal. 

Siguiendo el título de este post, segura que Dios nos quiere dar un mensaje con esto, no creo que la salida rápida sea la salida correcta. Correr detrás del miedo, escondiéndonos y aceptando un mal menor no estamos en lo absoluto haciendo lo correcto, y eso que en este caso no hay mal menor. Vienen 2 meses por delante, es un tiempo que necesitamos como país para meditar en las opciones que tenemos, es grave sabes, no lo tomes con ligereza. Una opción arremete contra ti mismo, contra tus propios derechos, contra lo que tu eres en esencia como persona... y la otra atenta con la económica de nuestro país. Ambas tienen consecuencias que desestabilizan al Perú profundamente... y por una de ellas seguimos pagando hasta el día de hoy sus platos rotos. 

El pueblo se merece un gobierno que los atienda y que se preocupe por ellos, necesitamos un país más justo. Necesitamos reconciliarnos, unirnos, y sanar las heridas que tenemos. Estas semanas necesitan ser un tiempo de unión y de meditación, dejemos de dividirnos si el Perú no sale a defenderse a si mismo, terminaremos como siempre comidos por los políticos y su ceguera por el poder. 

Seamos más que ellos, ya no tiene sentido pensar en lo que pudo ser y no fue. Es tiempo de exigir que si tenemos que escoger entre ellos las cosas necesitan ser diferentes, necesitamos levantar la voz de protesta, o es que aceptaremos que una vez más nos pisen y nos utilicen para simplemente llegar al poder. Hoy tiene sentido que nosotros busquemos un camino como país... pero si no defendemos lo que somos y lo que es nuestro, y con mucha ligereza optamos por cualquiera de estas dos opciones, seguiremos resquebrajándonos y negando hasta lo que somos.